† Olvidándome de olvidarte. †
Vamos a salir fuera de lo cotidiano...
Era el segundo día del primer mes del nuevo año y en el transcurso del film hubo una frase que destrozó la muralla que yo creía impenetrable y tan segura como un fuerte en medio de la guerra, era de Nietzche y decía: "Benditos sean los olvidadizos pues olvidan sus propios errores". Llegó tan profundo que destrozó la hilerita de cristales que guardaban esos recuerdos tan punzantes en mi corazón; los que yo creía olvidados.
La había buscado en otros brazos, le sonreía a muchos ojos en los que buscaba solo los suyos y eran tantas las miradas ajenas que lo único que hacía era seguirme envolviendo en su recuerdo. La buscaba en tantas voces con diferentes acentos y todos sonában tan a ella. Era imposible no verla en cada habitación de la casa y peor si salía a la calle; su aroma estaba en el aire.
Ya no hacía promesas, todas las ganas de intentar cumplir alguna se habían ido con ella, lo natural era buscarla y alejarme al darme cuenta de que solo era su perfume, por ejemplo. Hice tantas cosas para intentar olvidarle antes de que ella lo hiciera, pero no, se me adelantó y con eso, toda esperanza de recuperar el tiempo perdido. La nostálgia en mí se había convertido en un puñado de navajas tan filosas que me desgarraban hasta el cabello. No me dí cuenta del momento en que el karma se apoderó de mi vida y dejé de controlar mis impulsos y el pulso del universo.
Habían pasado unos meses y aún no borraba algunos mensajes del móvil y uno que otro mail como prueba justa de que lo sucedido no había sido un sueño, pruebas inmóviles de que había sido felíz y de que ella también lo fue a mi lado. Pruebas de que habíamos pasado algunas tardes escondidos del mundo; refugiados en mi habitación ó en la suya, no importaba siempre y cuando nos entregáramos al amor, que para entonces era infinito. Los releía de vez en cuando, sufría, pero era un sufrimiento casi dulce, una especie de harakiri masoquista. El código binario me había ayudado demasiado, pero no hubiera podido formatear mi cerebro aunque hubiera querido.
Y aún no sé si quiera...
Era el segundo día del primer mes del nuevo año y en el transcurso del film hubo una frase que destrozó la muralla que yo creía impenetrable y tan segura como un fuerte en medio de la guerra, era de Nietzche y decía: "Benditos sean los olvidadizos pues olvidan sus propios errores". Llegó tan profundo que destrozó la hilerita de cristales que guardaban esos recuerdos tan punzantes en mi corazón; los que yo creía olvidados.
La había buscado en otros brazos, le sonreía a muchos ojos en los que buscaba solo los suyos y eran tantas las miradas ajenas que lo único que hacía era seguirme envolviendo en su recuerdo. La buscaba en tantas voces con diferentes acentos y todos sonában tan a ella. Era imposible no verla en cada habitación de la casa y peor si salía a la calle; su aroma estaba en el aire.
Ya no hacía promesas, todas las ganas de intentar cumplir alguna se habían ido con ella, lo natural era buscarla y alejarme al darme cuenta de que solo era su perfume, por ejemplo. Hice tantas cosas para intentar olvidarle antes de que ella lo hiciera, pero no, se me adelantó y con eso, toda esperanza de recuperar el tiempo perdido. La nostálgia en mí se había convertido en un puñado de navajas tan filosas que me desgarraban hasta el cabello. No me dí cuenta del momento en que el karma se apoderó de mi vida y dejé de controlar mis impulsos y el pulso del universo.
Habían pasado unos meses y aún no borraba algunos mensajes del móvil y uno que otro mail como prueba justa de que lo sucedido no había sido un sueño, pruebas inmóviles de que había sido felíz y de que ella también lo fue a mi lado. Pruebas de que habíamos pasado algunas tardes escondidos del mundo; refugiados en mi habitación ó en la suya, no importaba siempre y cuando nos entregáramos al amor, que para entonces era infinito. Los releía de vez en cuando, sufría, pero era un sufrimiento casi dulce, una especie de harakiri masoquista. El código binario me había ayudado demasiado, pero no hubiera podido formatear mi cerebro aunque hubiera querido.
Y aún no sé si quiera...
Etiquetas: Ars Amatoria
1 comentarios:
Probablemente cuando este listo podra borrar definitivamente los mensajes y correos electrónicos sin que el desasosiego o la duda le consuma al hacerlo.
Pero solo tal vez... las personas tenemos distintas formas de dejar el pasado donde debe estar: atrás
Y las promesas, o las metas que se plantee hagalas para usted y no por nadie más.
Saludos :D
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