† Octubre en mis versos; Hipotecando noches de Luna. †
Te defendì del tiempo
y de la distancia
y del horizonte
y tambièn del mar.
Te defendì de los cuatroscientos
soles de la soledad,
de los seis relojes de milhoras
que pasan lento el arenal.
Te defendì de la conquista
y saquè tus piernas blancas del mar
y del cielo
y de la espalda de un glaciar.
Defendì tu nombre del hipèrbaton,
de los fonemas y la conjugaciòn,
lo defendì de las mayùsculas
y del suplicio de la supresiòn.

Defendì a tu cuerpo de la sorna
y del relente
y de la concreciòn,
lo defendì tambièn de la creaciòn.
Te defendì de las quimeras de la pàtina,
de los proxenetas de la risa,
de los hexàgonos y la misa
y tambièn te defendì de tu sonrisa.
Te defendì de mì mismo
y de mis manos
y de mi cuerpo.
Defendì tu boca de mis besos,
a tu espalda de mis manos
y defendì a tus piernas de mis ojos
y a tus ojos de mis caricias.
Te defendì de finar mis versos
y crucifiquè como impuestos
mis negaciones,
y terminè por aceptar que hay
mil te quieros
en mis dedos y en tus canciones.
Y ahora camino por ahì -aùn sin tì-
hipotecando noches de luna
(como estas de octubre)
para poder edificarme un corazòn.
y de la distancia
y del horizonte
y tambièn del mar.
Te defendì de los cuatroscientos
soles de la soledad,
de los seis relojes de milhoras
que pasan lento el arenal.
Te defendì de la conquista
y saquè tus piernas blancas del mar
y del cielo
y de la espalda de un glaciar.
Defendì tu nombre del hipèrbaton,
de los fonemas y la conjugaciòn,
lo defendì de las mayùsculas
y del suplicio de la supresiòn.

Defendì a tu cuerpo de la sorna
y del relente
y de la concreciòn,
lo defendì tambièn de la creaciòn.
Te defendì de las quimeras de la pàtina,
de los proxenetas de la risa,
de los hexàgonos y la misa
y tambièn te defendì de tu sonrisa.
Te defendì de mì mismo
y de mis manos
y de mi cuerpo.
Defendì tu boca de mis besos,
a tu espalda de mis manos
y defendì a tus piernas de mis ojos
y a tus ojos de mis caricias.
Te defendì de finar mis versos
y crucifiquè como impuestos
mis negaciones,
y terminè por aceptar que hay
mil te quieros
en mis dedos y en tus canciones.
Y ahora camino por ahì -aùn sin tì-
hipotecando noches de luna
(como estas de octubre)
para poder edificarme un corazòn.
Etiquetas: Extraño/te
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