miércoles, 25 de octubre de 2006

† Yo soy simple; como el sol...†

...Mí tu!...

Eres cosmos y yo viajo en años luz,
viajo en segundos, kilómetros,
viajo a tí, a tu cuerpo, a tus ganas
que son mis ganas de tí, de nosotros.
Mi paz. Mi dirección. Mi luz.

Estrella y rosa de mi viento,
de mis nubes, sueño de mi almohada.
Mujer de mil colores, reina de mi vida,
princesa de mi cuento; dueña mía!
Vida de mi vida.

Atraviezas ése;
Mi sendero sin luz. Y me iluminas.
Desgajas las espinas y me llenas,
me abrazas.
Y te beso.

Y ese beso nos úne; comulgamos!
Y lo blanco se hace húmedad,
se calma el frío el calor se eriza.
Pulverizas mi destino; lo haces tuyo...
¡Me haces tuyo!

Te hago mía; ¡te haces mía!
y nos deshacemos juntos.

Tiempo. Pasión. Madrugadas.

...creo que es todo, perdón, me equivoqué...

Me dí cuenta de ti, de mi.
Me encontré cuando te desnudé
y te propuse un deslíz.

Caminé contigo por la noche,
madrugué por tí con la luna
y el sol me dijo que te amara...
...y te amé, pero no porque me lo dijo el sol.

Te amo por que eres esa flor de mi jardín edénico;
ése que me das cuando me toca tu voz,
cuando veo una estrella y sé que es simple,
cuando miro la banqueta y también es simple,
cuando pienso en lo simple del amor
y el sabor que tu le das.

¿Ves que no todo es simple?

Yo soy simple, pero tu me llenas.

Hoy, soy por tí!

Gracias!

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viernes, 20 de octubre de 2006

† Ecologìa Corporal †

Esta noche cuidarè de tì,
de tus manos que son intermitentes llamas paradòjicas en mi cuerpo,
cuidarè de tus mùslos; fieles al galope de la ocasiòn; constantes y cadentes,
tendrè cuidado de no rasgar tu piel màs ìntima y marchitar el crepùsculario don de tu intimidad,
cuidarè de aquellos brazos que me amarran a tu cuerpo caleidoscòpico y murmurante; sudorosamente acogedor. Tambièn tendrè cuidado de no dañar tu pecho y derribar las montañas que se yerguen hacia el cielo cuando estamos ìntimos. Viajarè por tu mapa y visitarè cada paìs en el que antes era forastero. Cuidarè de tu vientre que es la cuna misma de la vida. Te tratarè como a una emperatrìz; exactamente como a Cleopatra.

Esta noche velarè por tì,
por tus pies; frutos de una tremendìsima comedia callejera en la que la protagonista se llama Marlene. Velarè por el grosor de tu cabello y el filamento en que se convierte cuando deja de oprimirlos el listòn con que los sujetas. Por tus piernas; esas nobles piernas blancas que me hacen prisionero de tu càrcel amazònica y que, de pronto, se vuelven vulnerables nubes blancas que me envuelven suaves y me abrazan. Velarè por tì y por tu corazòn que se acelera con alevosìa sin pensar que el mìo fallece de antemano por la estratòsfera de mi imaginaciòn.

Esta y todas las demàs noches me reciclarè por tì,
por cada beso en el que vuelo por las alturas y soy como aquel gorrión que migra en primavera de Europa a África y al pasar por Francia a la altura de los pirineos es atrapado y lo meten dentro de una caja oscura, para que piense que siempre es de noche y así esté siempre comiendo hasta cebarse y luego lo atiborran de conyac hasta ahogarlo, después lo hornean y lo sirven entero entre pan y pan hasta convertir, por fin, una ave migratoria en un plato típico de la Novel Cousin. Por cada caricia aunque se gasten como se gastaron las mil y una noches y todos esos cuentos inventados y los que faltaron por contar. Por esos ojos que se cierran y se abren a un final alternativo y telepàtico entre tù y yo. Por tu bajovientre que puede doblegar la tiranìa de un imperio, acabar con el hambre en el mundo mediante su maná, ser omnipresente y derribar mis latidos en unos segundos infinitesimales.

Y no solo por las noches tambièn en esos dìas viajeros de tu indesiciòn,
en los dìas amargos y dulces en los que te conviertes en un anagrama indescifrable y yo en un grafòmano inexperto jugando a la experiencia. Haciendo gala de una caligrafìa digna de los altos honores eclesiàsticos, haciendo de tu cuerpo un lienzo, una partitura o talladas en aristas en la xilografía del marmol de una lápida. Y su última frase siempre era su epitafio.

Cuidarè de tì cuando estès y no estès, porque sè que realmente siempre estàs...

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jueves, 12 de octubre de 2006

† Heleonor y yo †

... Si cantas, princesa, que no sea desde lejos...

Y si me miras a los ojos mejor. No es que no me gusten las letras, pero el calor de tu cuerpo desata mis sentidos. ¿Còmo lo haces?

No importa, mientras me sigas provocando como me provocas. Mientras me hagas sentir como cuando las mariposas inundan, todo seguirà aquì, para tì.

Digo, de eso se trata el amor, no?

Yo seguirè tocàndote, aquì, bajo las escaleras con un cigarrilo en la mano y el humo saliendo en espirales hacia la nada. Con la sorpresa de que bajas vestida de fantasìa; llena de ropajes invisibles, càndida y visible ante mis sentidos; bella.

Te absorbo y me vuelvo salvaje y lo salvaje se me pega en los sentidos, me afiero. Pruebo de nuevo con tu piel hùmeda y se me hace un montòn de puntos pulsàtiles. Nos olvidamos de la lingüìstica. El arte del amor es lo primordial.

No olvides, bella, que los àngeles en llamas pertenecen al ocaso y somos viento. Susurramos al oìdo del verdugo que una sombra se hace ausente cuando el sol reverdece en el horizonte. Efìmero y grande señor sol.

Mi bahìa te extraña, mi cuerpo y mi alma tambièn te extrañan, te extrañan mis calles y la muerte que me espera al final de la avenida. Te extraño yo por ser el màs cobarde, el que te necesita, el que te rìe y te llora, te extraña mi hambre.

Es extraño, pero, te extraño.

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sábado, 7 de octubre de 2006

† Filosofìas de un nàufragio †

... Fuè mentira, pero me fascinò...

Afuera sonaban las vìas del tren y un espectàculo de sonidos rompìa lo monòtono de la sociedad. El canal estaba seco; confundido se fuè a llorar al mar la ausencia de claridad.

Lo claro se mezclaba con el sudor de un cocodrilo...

No me fiaba de la sociedad, de nadie.
Y mi pulgar dormìa bocabajo. Los ladridos sonaban furiosos, los carros eran un alarido del tiempo y el espacio, la lluvia parecìa caliente. -Un cuerpo congelado, que daba vuelo a la imaginaciòn, emanaba humo insano en medio de un vacìo interior-.

Yo reìa.
Y seguìa sonando triste.

La barcelona tocaba la cìtara en medio de un juego de naipes, era un Dios todopoderoso que partìa los dados y sabìa su destino. Le gustaba lo que sabìa, pero hubiera preferido no saberlo, le daba miedo poder controlarlo y sobrepasar los lìmites de su autodestrucciòn.

¡Soy el puto amo!

-El juego era eterno-.


Al final todo parecìa muy normal y, dentro, se jugaba una guerra insaciable de un algo que pedìa màs calor.

Hoy, èsa era la palabra.
Mañana; el punto final.

Y la tragedia se viò reflejada en el espejo.
Parecìa màs vieja -y eso que tenìa 3 años-, pero no por eso dejaba de jugar. Le gustaba lo sucio y la suciedad. Le gustaba jugar, el juego. Lo ìntimo y lo perverso lo dejaba para despuès y a la hora de la cena desgarraba su pecho para sacar su corazòn. Ya partido en dos, lo saboreaba -como leòn a su presa- y veìa como seguìa latiendo en el plato recièn servido; Caliente.

Y lo hùmedo se dejò acariciar.

Lo demàs.
Lo demàs no importa.

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lunes, 2 de octubre de 2006

† Entre Líquido y La Bartola †

... Ausente...

Entre Líquido y media noche
y no apareciste.
No sirvieron los pulsos electrónicos,
ni los colores, ni las formas, ni mi voz.
No sirvieron los kilómetros y las horas de vejéz.

Y al siguiente paso le faltó un pie sano
o una mirada furtiva; le faltó tu cuerpo de mujer!
Te quería ahí; en medio de la noche y mi mano,
junto a mi cuerpo desnúdo y frágil.

Te quería en mis aguas y mi briaguez,
junto al alcohol y sus sonidos.
Te quería sublime y fantaseosa.

La Bartola sonaba en trasfondo
y no llegaste...

Ni siquiera te pude imaginar a mi lado,
el hijueputa (así dicen en mi pueblo)
cerebrado no alcanzó su cometido!

Me faltó olerte y rasgar tu piel,
me sobró tu ausencia.
Me faltó el sabor a tí en los dedos,
me sobró saliva en la garganta.

Mi capital se sintió vacía.

Y tú, ni te imaginas!

...me sigues o te vas?...

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